RAYO 2010 "CONSTRUCCIONES EMANUEL" 1-0 SP. CABANILLAS SERRANO ¡No acababa nunca!.

Partido emocionante, con la afición en pie, donde los asientos hubieran estado de adorno. Comenzamos con intensidad y controlando el partido y los primeros 10 minutos los pasamos prácticamente en su campo, con buenas sensaciones y eso que hicimos algunas modificaciones en las posiciones de nuestros jugadores y tenían que adaptarse. Según avanzaba la primera parte fuimos cediendo metros. No obstante, gozamos de 3 o 4 buenas ocasiones que solo nos faltó materializar, mientras al rival no le dejábamos acercarse con peligro a nuestra portería.
La segunda parte mucho más abierta con constantes idas y venidas hasta que en el minuto 18 llegaba uno de esos goles nominado directamente al top 3 de los goles de la temporada. Falta a nuestro favor desde el centro del campo a escasos 3 metros hacia su portería desde la línea de circunferencia del círculo central. Muy lejos, los dos equipos colocados en la frontal fuera del área grande. Todos pensando que nuestro lanzador iba a colgarla hacia el área buscando a algún compañero. Todos, menos él. Que desde el primer momento fija su mirada en la portería. Coge carrerilla y lanza un zapatazo que vuela muy alto pero muy recto, nos hace dudar, parece que se va a ir alto, comienza a descender, retrocede su portero, pero no puede hacer nada pues el balón golpea con dureza en la parte interior del larguero cerca de su escuadra derecha y se aloja en la red botando en el suelo justo antes de alcanzarla.
Desde ese momento el rival se lanza en busca del empate. Toca sufrir, dentro y fuera del campo. “¿Cuánto queda?” se convierte en la frase más escuchada en unos eteeeeeernos 17 minutos que parecían no acabar nunca. Se suceden las ocasiones de peligro a su favor mezcladas con algunas contras nuestras, pero que no llegan a modificar el marcador.
Rentabilidad total, pues somos el equipo que más convierte en puntos cada gol que consigue. Una nueva sufrida merecida victoria dedicada especialmente a nuestra “afición” que nos acompaña, sufre (y disfruta) con el corazón en la mano a pie de campo cada fin de semana. ¡Viva el Rayo!